A lo largo de la semana me he pasado por todas las clases del colegio presentándoos a mis amigos: Ray, Rebe, Javi, Ana, y Gus. He querido contaros sus historias porque sabía que muchos de vosotros y vosotras las ignorabais y porque sabía que siempre os han contado la historia alreves: la de unos pobres chicos y chicas que tienen enfermedades y a los que, a lo largo de toda su vida hay que ayudar, porque no pueden hacer nada solos.
Pero yo he querido demostraros que no son dis-capacitados, ni dis-minuidos, ni mucho menos minus-válidos. La superación de sus problemas es ejemplar hasta el punto de llegar a hacer cosas que a nosotros: los capacitados, los válidos, los normales, nos son muy difíciles de aprender, incluso imposibles.
Leer con las manos porque no se tiene vista, o leer los labios del que habla porque no se tiene oído, escribir con la mirada o la cabeza porque no se tiene un sistema nervioso que responda de manera adecuada, perdonar a quien nos insulta, agrede o nos enseña mal porque nos se tiene un cerebro "listo" o superar día a día barreras porque no se tiene un cuerpo entero, no son más que algunos ejemplos de las muchas CAPACIDADES Y VALORES que tienen estas personas.
Apuesto por la riqueza de la diversidad, por el continuo aprender, por la variedad de formas para hacer lo mismo si la meta es igual para todos. Apuesto por el respeto, por la dignidad del ser humano y por la valentía de reconocer nuestros errores.
Confío en que Ray, Rebe, Javi, Ana y Gus nos hayan enseñado algo esta semana.
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